The Huffington Post

Gana la guerra contra los ácaros: así viven y así se combaten

28/11/2015 - 12:04 am

Sí, es alarmante saber que estos insectos están presentes en prácticamente cualquier superficie y lo es más saber que están en la cama. Pero, hay que tener en cuenta también que hay algunos trucos para que los ácaros no quiten el sueño

Por David Losa

Los pequeños arácnidos tienen una predilección por los lugares calientes y húmedos, como tu cama. Foto: Shutterstock
Los pequeños arácnidos tienen una predilección por los lugares calientes y húmedos, como tu cama. Foto: Shutterstock

Ciudad de México, 28 de noviembre (SinEmbargo/HuffingtonPost).- Hace unos años la universidad londinense de Kingston abrió la caja de los truenos demostrando con uno de sus estudios que hacer la cama era lo mejor que podíamos hacer si queríamos tener una nutrida comunidad de ácaros esperándonos cada noche.

Fue una pista reveladora –para algunos liberadora–, pero lo cierto es que la guerra contra los ácaros sigue librándose cada día, como saben bien aquellos que sufren reacciones alérgicas por su presencia.

Para los que aún no lo tienen muy claro, primero hay que aclarar que los ácaros son unos arácnidos de tamaño microscópico que viven en este planeta desde hace más de 400 millones de años, lo que deja claro su gran poder de adaptación (y que no se van a ir tan fácilmente).

El problema es que estamos rodeados por ellos, ya que algunas subespecies de ácaros se instalan en el polvo. Sí, el polvo es un ecosistema muy complejo que mezcla materia inorgánica y orgánica, y donde hay desde escamas de piel humana hasta esporas de hongos, bacterias, pólenes, insectos, restos de alimentos, y, como no, ácaros.

En realidad, cualquier proteína presente en el polvo puede ser alérgeno si la inhalamos y llega a las vías respiratorias. En el caso de los ácaros, lo que nos produce alergia concretamente son sus residuos biológicos o defecaciones.

SU HÁBITAT PERFECTO

Antes de combatirlos es importante saber bajo qué condiciones están más cómodos. La temperatura ideal para su crecimiento es de entre 25º C y 30º C, y necesitan vivir en lugares muy húmedos (un 70-80 por ciento de humedad relativa es ideal para ellos).

Sus lugares predilectos para instalarse en una casa son los colchones, las almohadas, los tapices, las alfombras, las mantas, los edredones, los sillones, las librerías, las cortinas, los juguetes de peluche o el pelo de los animales y de los niños, entre otros. Pero lo peor es que nos necesitan, porque se alimentan de nuestros detritos.

El problema es que muchas personas no soportan su presencia (en algunas regiones puede afectar al 80% de la población infantil) y sufren en mayor o menos grado algunos de estos síntomas: estornudos, congestión nasal, picazón de la garganta y oídos, urticaria, inflamación de párpados, picazón de ojos, tos y problemas respiratorios.

SOLUCIONES Y REMEDIOS

Foto: Shutterstock
Foto: Shutterstock

Pero, ¿cómo podemos espantarlos? Según el alergólogo José Manuel Barceló, hay una serie de rutinas domésticas imprescindibles que deben observar aquellos que sufran las consecuencias de los ácaros:

  • Ventilar bien la casa, a ser posible de forma diaria.

 

  • Evitar las humedades favoreciendo la circulación del aire. Tampoco son aconsejables los humidificadores.

 

  • Limpiar preferentemente con aspiradora, revisando el filtro con frecuencia. Como mínimo hay que pasar la aspiradora una vez por semana.

 

  • Quitar el polvo preferentemente con un trapo húmedo (para no transportarlo de un sitio a otro).

 

  • Evitar animales de pelo o de plumas en el domicilio: pueden acumular polvo.

 

  • El colchón y la cama son sus lugares favoritos. Se recomienda cambiar con frecuencia (mínimo una vez por semana) sábanas, fundas de colchón y almohadas, y pijamas. Además, a la hora de lavar la ropa de cama se aconseja hacerlo con ciclos largos y temperaturas superiores a 55º C.

 

  • Es importante hacer la cama solo después de haber ventilado bien.

 

  • Es preferible evitar las estanterías repletas de libros.

 

  • La ropa guardada acumula polvo, por lo que es mejor que esté en armarios cerrados o bolsas de plástico (especialmente las prendas de lana).

En general, queda claro que una buena ventilación es fundamental, así como la limpieza habitual de la casa y muy especialmente del dormitorio. Cuanto más muebles y revestimientos peor (alfombras, moquetas, cortinas, etc). Y sobre todo, si no queremos ácaros debemos evitar temperaturas altas (ojo con la calefacción) y no propiciar que haya humedad relativa en el aire (nada de humificadores). A menos de 22º C y por debajo de un 45 por ciento de humedad la posibilidad de que los ácaros sobrevivan es remota.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE HuffingtonPost. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas